martes, 28 de julio de 2009

Nuestros cinco pilares

Mis dedos entre tus dedos,
susurros rotos
y
un siempre será.

Arrima el hombro a mi cuello
y sabrás, querido,
que la risa sigue roja
y mis manos
siguen siendo tus manos
y que el aire
sigue oliendo a almas.

Revísame de nuevo
si lo crees necesario
porque hallarás tu esencia.

No perfumes los malos olores
cuando nos saben agridulces.

Y muere, por último, en mí,
com siempre ha sido
y como siempre es.

Clara Ortega

sábado, 25 de abril de 2009

Verso atómico

Nieve cernida en rayo de sol,
perpleja caricia de hielo en caloría,
diluyes esferas infestadas
con la esfinge en calma.

Mi mano te toca...
mística, lorquiana, párbula.

¡Escúrrete!, ¡impacta!, mójalo todo
con la lengua estremecida en jugos,
liba en mi garganta, exprime tu agua santa
que se enciende como antorcha en el olvido.

¡Corre!, ¡atormenta!, ¡pacifica!, ¡inquieta!,
profanamente aurora boreal.

Mi mano, ¡violenta!
Liviana, descolorida para beber de tu boca.
Química rosa, protón y molécula,
simulando la alquimia de dos nombres...
Amonio de amar.

Ibérico lamento en la tarde,
ensalmo de afecto me acusa contigo
sabiéndote de nadie tras mi pecho,
profuso ludir contengo en tu piel,
cual rima asonante de atómico verso.


Parix y Clara

lunes, 20 de abril de 2009

Destierro de dos almas sin dueño

El paraíso no se cierra
tan fácilmente y es aquí,
en este espacio condonado
que se ha extirpado del aire,
y por la vida que se entrega
austera y sin lujos
sobre el pasto ahora quemado,
es aquí dónde habitamos
entre un dulce sueño gris
y una grieta abierta
sin cautela…
Y cruzamos el umbral de la puerta,
entornándose entre el cuerpo
de dos humanos
con indivisibles sensaciones,
donde se solapan, en una,
claras visiones y destellos.
En este engranaje del mundo
el amor no queda ajeno
y llora al mismo son,
nace, abraza, vibra, siente;
vuelve a llorar y…
toca piel que da vida,
y muerte…
y cruel veneno.
En ese instante,
los amantes serenos,
arrítmicos compañeros de viaje,
dueños de la forma, pulso y verso
se hacen del beso sobre la arena
y juntos dan forma, sobre
las manos más ausentes,
al pergamino y al testimonio
que, nunca plagiado, queda
de su pasión que desangra,
sin despegarse del alma,
su condición de destierro.

Parix y Clara

domingo, 5 de abril de 2009

Mi sepultura

Una luna enfadada se viste negra,
como los llantos de mi boca
y la cristalina luz de mis ojos
sin cara.
Ahora iré a ver tus palabras,
la mágica envoltura de tu pecho
bie hecho y bien trecho,
sin saberme de otro ni en la cama,
que por pieles somos lobos
y por almas...
por el alma soy tu esclava
y no creas que no soy libre,
pues quisiera ser del viento
y volar hasta tus brazos,
pero la libertad de amarte
me hace tu eterna esclava.
Y no me hables de morirnos
porque yo muero
cada día
en tu palabra,
en la boca que suspiro,
en la cara almidonada,
en los ojos donde brillo,
en las manos grandes, sabias,
en el alma dolorida
donde reflejo mi alma,
en los ratos que te anhelo
sin sonrojarme por nada,
muero de día y de noche
y en mi oscura sepultura
nacen flores destintadas
que me recuerdan que vivo
en la luz de tu mirada.

martes, 31 de marzo de 2009

El sueño, el barquito y el caramelo

Del camino de dos o de uno,
llamémosle paralelo,
y ambos tumbados,
cuando no corriendo hasta el valle,
quizá pensaste que había cerrado los ojos.

Laberinto de ideas jugando
en tu pecho y mi libertad
y entre cabellos y caras demacradas,
pero eso sí, amándote en sueños,
sólo en sueños, no lo dudes,
no lo haces, lo sé,
mejor he de callarme.

Pero es que adoro cuando me lames,
cuando eternizas los ratos
y los de vez en cuando
que cuesta tanto desperezar...

¿Nos quedamos con un quizá?
Quizá sobreviva
y llueva gotas de sonrisa
mientras hacemos el amor
en alguna cornisa
o en la punta de algún alfiler...
No sé, ¿tú que crees?

Beber, beber, beber,
que las copas no se agoten,
que emborrachame de ti
sea el inicio de un crucero
por el mar de la fe,
que no, que la fe no se pierde,
ahí estaré pues.

Tus versos, los míos,
barquitos de papel a la deriva
y ambos subidos en ellos
viendo como las almas fllotan.

Vamos sonríe,
que no es para tanto,
antes te quería,
después, amar en sueños,
¿y ahora en versos?

No creo que haya queja,
sonríe, vamos,
que a ratos nos tenemos
a punto de caramelo
y nos embadurnamos rico,
muy ricos tus besos
muy ricos nuestros silencios,
rica nuestra locura
y rica el alma que se la come.

¿Vendrás la próxima madrugada?
Al menos yo estaré
metida en la misma caja
esperando tus buitres
para que vuelvan a devorarme.

Rico, muy rico.

viernes, 27 de marzo de 2009

De lo nuevo y de lo que siempre será





Hoy despierta un nuevo día,


sin ser tan distinto a otros, pero siendo un mañana,


con nuevas voces y nuevos sentimientos,


con cielos azules diferentes,


con otros cantares y quejidos,


distinto, todo nuevo


ante mis ojos de luciérnaga virgen.




Y te encuentro postrado a mis pies,


los que ensucias para poder lavar


una y otra vez,


como la historia que nunca deja de repetirse


mientras todo sigue girando


para dar al mundo un nuevo enfoque de las cosas.




Y entonces yo me pregunto


si en mí cambia algo, o todo sigue


pausadamente igual,


si mis manos escriben los mismos versos


o si sufren algunos cambios


al escuchar los nuevos quejidos


en mis oídos y al ver


las nuevas luces que a veces veo porque no hay más remedio...




No sé qué contestarme a estas cosas,


pero tú sigues girando alrededor de mi esfera


cambiando mi letra y mi corazón de lugar.




Por eso, hoy, con estas nuevas voces,


con los nuevos rayos


y las nuevas caligrafías de sentimientos dispares,


te entrego mi poesía


para que la riegues cada día


y la conserves en el jardín del alma,


que no es necesario explicarte dónde se encuentra,


porque eso sigue siendo igual que siempre.




Y algún día, regresaré con una nueva frase


que matice los significados,


te daré rimas nuevas


y las envolveré de besos papel pinocho


con un enorme lazo de uniones vitales


y una pegatina que diga:


Siempre te he querido,


¿algún dia lo dudaste?




Así, regresarás con nuevos chocolates


y nuevas letras disparatadas,


y yo te abrazaré enfundada en un nuevo traje,


con un nuevo aroma y una sonrisa,


en la que al mirarme,


no tengas ninguna duda


de lo que siempre significaste.


En la cruz, aniquilada




Como expuesta en condena por ser amada

sin ser ni mucho menos merecida,

por el dolor que he causado,

por destrozar tu corazón...


Por eso y por todo lo malo,

por lo profano,

por las noches qu te he entregado,

aunque en el fondo no me arrepienta,

por haberte amado en sueños

y soñado en vela

cn los si acasos, o los posibles,

que a veces son y otras no,

pero que ambos sabemos que son inconclusos.


Por ser del infierno aún queriendo ser del cielo,

por dejarme llevar por el ser amada

como tú me amas

y como nadie sabe amarme,

por eso, por todo...


Aquí te dejo mi alma negra

para que la dispongas en madera

como cruz, aniquilada.


Pero no olvides que muerta o viva,

siempre estarás en mi alma.

viernes, 20 de marzo de 2009

Para escribir poesía

Quizá la mente estable no me de para tanto,
quizá sólo líneas escasas de algunos cuentos rotos,
o visiones espontáneas que me seducen un segundo.
No puedo plasmar sin grandes sabores,
muerta o muy viva, entonces sí.

Planamente puedo deslizarme por el blanco
y escribir palabras vanas con tinta de otro,
pero no me pidas que te deslumbre
porque necesito desangrarme entre tus manos.

Pues no es la poesía un discurso de detalles,
sino un trocito agridulce de mi alma
hecho verbo para ser lamido por los ojos...

sábado, 14 de marzo de 2009

Un instante






Podría imaginar que te acercas un día
y mis arterias se cierran buscado un refugio,
podría sentir que me muero en ese mismo instante
y sopesar el riesgo de perderte por ello.


Podría alcanzar a olvidar lo que tengo
y lograr estrechar los océanos, hasta tocar tus dedos,
entonces volvería a morirme, volvería a amarte un momento,
mas es terrible pensar que no estás a mi lado.


Ya sé que a veces cerrando los ojos te encuentro,
ya sé que los imposibles son para los necios,
yo soy realista, ya sé lo que tengo y también su valor,
pues tampoco quisiera perderlo, pero no, no te vayas.


Déjame ser buzo de tus lamentos, son vanos, lo sabes,
yo también estoy en ello, quizá sólo dure un bostezar,
pero soy tan feliz cuando corre ese tiempo y sigues mirándome...
Parece increible que puedas abrir los ojos bajo el agua salada.


Y sí, es una locura, pero el alma de las cosas ha enloquecido,
¿y qué hago yo con los momentos de larga cola?,
adoro quererte un instante y besar los sinónimos
y lamerte ´para amar hasta tus últimas ideas.


Quédate otro ratito, al menos hasta que me duerma,
quizá cuando despierte ya te hayas marchado,
pero es tan dulce cuando me acaricias los suspiros...
Ven, dame otro último beso, el último de este nuevo instante.

jueves, 12 de marzo de 2009

Dinero, dinero, dinero...






El mundo tiene la mano muy larga
y no es suficiente dándole largas
porque me privas de algo muy fácil
e inalcanzable. ¿Dónde está mi libertad?
Vienes con unos billetes
creyendo que todo se consigue con ellos.
No tengas falsos sueños,
pues tengo el corazón de hierro
y mi paciencia recién caducada,
al menos espera que la reponga.


A veces pienso que no debí haber nacido
en este planeta de desquicio y mentira,
pero sólo en mi mente existe el paraíso,
así que no me queda otra que aguantarte
con tus míseras tentaciones
y tu falso dinero con el que intentas comprarme.
Dinero, dinero, dinero...
Tu hipócrita moneda acelera mi corazón
hasta vomitarte encima,
límpiate solito, tú me provocaste.


Llega el infierno de la compra-venta,
hipotecas mi vida con erróneas intenciones
de futuros estables con fardos de calma,
pero mi vida está vendida
y a ti te importa poco
si soy esclava o lapidada por tus propias manos,
si ni siquiera sabes mirarme a la cara
cuando me estás enterrando.
Dame tu mirada, tu vergüenza,
dame tu sangre, deja que vea
como corre negro tu petróleo.
Deja que me compadezca de ti.


Aire, aire, aire, que corra el aire,
a ver si con mis versos
me siento un poco menos fulana
de tu estridente manía
de comerciar con mi alma.


Clara Ortega

jueves, 5 de marzo de 2009

Sueña conmigo


Dejemos el escondite para otro momento,

ese árbol ya lo conozco,

¿no sabes dónde ubicar tus ojos?


Dame la mano, no me marcho,

¿quieres besarme la boca,

o sigues jugando a ser un hermano?


Estás en tu sueño, disfruta el momento,

nadie lo sabe, nadie nos ve.

Tú y yo, tan extrañamente humanos.


Acércate en silencio, deja que arañe tu cara,

sedúceme de nuevo, como si no lo supiera,

dime que me quieres como si ya me tuvieras.


Haz el amor a mi mente, a mi cuerpo profano,

quisieras que fuera virgen, pero no es así

porque he nacido en un tiempo agotado.


Pero ven, rodéame con tus brazos,

envuelve tu serpiete y lámeme con tu lengua

hasta que despiertes nuevamente, desnudo, sin mí.


martes, 3 de marzo de 2009

Retrato de una fríbola y sus verdades.




Rézame esta sangre que se embadurna solita.

Soy el emblema del deseo impertinente
que desciende por las lenguas más ardientes.

No, no te atrevas a seducirme, ¡insolente!
que muerde la fiera que llevo dentro.

Me desangro, ¡y cómo me enloquece!

Víbora del tiempo enjaulada en mi propio aliento
y escarchada entre cristales y trocitos de hielo.

Tranquilo, no te marches, que sigues vivo,
sólo debes acercarte un poco más y te como despacito.

Me enveneno entre el silencio más soprano de tu cuerpo.

Los placeres del demonio ya no me sorprenden nada.
¡Pasa, pasa!, hace tiempo que abrí la puerta.

¿Quién le habla a Magdalena? Cinismo enlatado.
Ya decía yo que olía mal en esta sala... Abriré la puerta.

Ya puedes marcharte y recoge las babas que me has dejado.

Clara Ortega

viernes, 27 de febrero de 2009

Estruendo de dos almas




El estruendo de mi mente se rompe en ti

y orgullasemente te hago trizas

sabiendo que yo estaré dentro

salpicando como dos pisotones en un charco

y llenándome de sangre con nuestros cuerpos

desparramados entre almas y algas de labios.


Remotamente te recuerdo en mi futuro,

te veo en el espejo cóncavo de mis huesos

y me deshuesa tu mirada fugitiva.

Te aman mis esencias, te aman mis llantos,

te aman los venenos de mi boca,

te aman mis dedos volátiles, mis yemas blancas.


Los sudores de mi vientre cuando te acercas

son pantanos de deseos enfurecidos

y apasionados buscando alimento entre ciénagas,

me buscas, me encuentras delirante entre suspiros

y algunos mantos de estrellas muertas,

porque recuerda, que mueren en tu cuerpo

cuando te acercas a mi vientre empantando.


Ven, acércate a mi espalda y sube cauteloso

porque soy de la luna llena y de la blanca letra

y de la blanca flor que te pertenece pura y bella

y soy de aquel infierno que te conviene

para que encuentres la lujuria que me anhelas.

Y vuelve tras marcharte para quedarte eternamente

Quédate en silencio en mis caderas y duerme, duerme...


que tú eres mi Ulises y yo tu Minerva.


Clara Ortega

martes, 24 de febrero de 2009

El perfume




Resucitando bajo el hedor de un mercado,
mis ojos lloraron diferente.
Olor en flor, sudores, la mente cruel
sin confesiones,
artista del infierno sin pronombre.
Unas manos en mi pecho rascando premio.
Ha tocado conocerlo.
Allí estaba mi inquietud, el mundo en mi olfato,
eterno secreto, totalitario,
el cielo, la tierra, sus humanos.
Una manera de vivir, solamente una y...
sobrevivo en la esperanza.
Por fin, la leyenda de mis respuestas,
tan cierta como el instinto.
Doce notas femeninas, desnudas y muertas
para sacar el aroma universal.
Y el logro conseguido ante mi condena.
La humanidad a mis pies.
Ahora mi deseo, mi único desvelo
es morir donde nunca debí hacerlo
con la esencia del tiempo:
El perfume.




Clara Ortega

jueves, 19 de febrero de 2009

Soldadito de mis versos




En el último estante de la habitación

contemplabas el mundo.

Poco a poco tus ojos se amarillentaban

y el polvo apagaba tus colores.

Perdías la magia, perdías el norte

y ya no recuerdabas el tiempo

en el que eras un héroe con uniforme.


Aun así, soldadito, conservabas tu figura,

tan elegante y firme, muñequito mío...


Hoy te he cogido en mis manos,

he sacado brillo a tu hermosa cara,

al traje que tan sucio llevabas,

¡ay soldadito!,

luces tan explédido y brillante el tipo...


Ya no estás en el estante, pues ahora,

muñequito, resides en mis versos.



A David.
Clara Ortega

viernes, 13 de febrero de 2009

Poesía, me quedo contigo

Descompones la delicadeza,
haces girones de estepas,
me nutres de falsos modos,
me segregas, me matas,
me envenenas, me malcrías,
me encierras en tus facetas.

No me gustan tus listones
de modelos sin valores,
de recursos materiales
sin ideales, sin sueños,
sin flores naturales,
sin amores puros, sin versos,
sin miradas sencillas.
Te detesto tanto, tanto...

Quiero ser de la alborada,
de los jardines de besos,
de los besos de azucenas,
de colores, de letras,
de bocados de sonrisas.
Quiero la dulce brisa,
las luciérnagas, los soles,
girasoles, primaveras...

Ya está bien de falsa esfera,
para el tiempo de los roles,
de vulgares tentaciones,
para el tiempo del cínico,
del tirano político,
de la triste hipocresía
que nos vende por nada
y de nada nos lucra.
¡Que brutal ironía!

Que me cuenten otra,
que ésta no me la creo,
dejar que rime sin arte
y que artesane sin rima,
dejar mis manos al aire,
ya veré cómo modelo,
si hace falta anulo mi cuerpo,
¿qué es al fin y al cabo?
otro cuento de modas,
que si flacas, que si gordas,
¿Cuentos o pesadillas?

Tú cómete tu consumo,
deja en paz a mis versos,
en este país de destrozos
yo ya aprendí la cultura,
te toreo, pon los cuernos a otro,
ya está bien de tus engaños,
con discursitos baratos,
ya está bien, dejad que viva
entre mi mundo de niña
del que nunca debí salir,
pues menudo porvenir.
Permíteme que me ría...

Voy a bañarme en poemas,
los míos, los de los míos,
lo de quien quieras,
pero bañarme en la sangre
que es lo único que queda
antes de envenenarse,
y hasta el veneno que tenga
si cae en verso, es entrega
y la entrega siempre es buena.
Me quedo contigo, poesía,
aquí me quedo y que este mundo,
que ya no nos quiere,
que se pierda en sus maneras.


Clara Ortega

miércoles, 11 de febrero de 2009

Entre silencios




Por Parix y Clara

Caen las lágrimas
más negras del silencio .

Las acuarelas,
derretidas en el cieno,
ya no siento,
y me enveneno de soledad
crucificada en ti,
y en los abismos,
incoherente en esta dicha doliente.

Deja que beba
de tus abrazos de madera.
Ya no quepo en tus espacios
pero me vale ser tu vera.

Te quiero por encima del destierro
y de la muerte,
y acudo contigo
en la derruida condición
de este tiempo sin abrigo.
Hace frío en las cuevas del destino,
pero me calmas.

No dictaron las sentencias,
las podemos evadir, si tranquila,
desluces tu esencia.

Me veo reflejada en tus ojos
porque son los míos,
y en mis manos,
en mis brazos,
que en ti,
cuando lloran y aman,
piensan.

Eres la luz que adorna mis sueños,
aquí no hay dolor,
en tu aladar,
me encuentro
en el taladro de tus pensamientos
cuando corres.

Quiero ser el pájaro
que te vuele lejos, hasta tu rostro.
Ya está partida mi desdicha,
quedo un poco allá
y otro para nadie más, ven…

Hasta tu vientre escarchado he ido
y me encontraste helada,
pero en mis manos eres dulce alborada,
como una dama que una vez fue soñada.

Haces que me sienta flor de lis
en la noche más estrellada.
Son secuelas de niñez,
despiertas a atracciones benévolas
de un ser cortés.
¡Ay, si fuera niña!,
tú serías mi magnolia y yo tu sueño.
Seria el velo que te arrulla,
y tú el sueño virtual de mis desvelos.

¿Te imaginas jugando
y riendo de la mano
en algún lugar perdido?
Con la brisa,
santa brisa de los campos allanados
frente al mar…

Tú con tu esbelta guitarra,
yo tu gitana con gesto sereno,
deleitándome insinuando esa sonrisa ,
con tantas cosas para compartir y dar…

Tus ojos, óleos de piel en mi piel,
mi boca, fuente de Generalife
invitándome al arrecife de tu cantar,
y de otros verbos concluidos en "ar"
que imagino…

Adoro cuando mueres en mis labios
y cuando naces en mis caricias,
Estirándome entre la lizas
y blancas líneas de tus cenizas,
tu tristeza.

Sabes cómo barrerlas
para dejar blancos mis suspiros.
Es que de inmerso y al dedillo
ya conozco tu lamento y mío ,
muy mío, lo siento.

Si esto no fuera un sueño,
quisiera soñarte más lento
y por siempre.
Y yo quererte y cuidarte
y todos los "arte" que repito
y tuviera para darte.

Saberme en esta fusión
que se esfuma con la palabra,
consuela mi llanto.
Se logra en paz,
por el don que se nos concede
en este tiempo,
y que permanezca,
porque ya no sabría sentir
el aire sin ti dentro.

Seré en ti, mi niña,
los futuros son mentira,
sólo tenemos nuestro canto,
una melodía asonantada
que canta afónica,
pero que suena gloria,
y que llevamos por dentro,
y que siempre estará
presente en nuestro encuentro.

Quiero marchar tan lejos
cuando estas aquí…
Lejos, pero contigo.

Para ciertos boletos
yo no tengo sencillo,
pero siempre estaré dentro
y junto a tu abrigo.

Basta con tus palabras
para saciarme del frío,
coge tus alas.
Ya voy, no sin antes darte una mirada,
estarás, estaré, siempre,
es nuestra coartada.

¿Querrías coger mi mano
y llevarme a un lugar secreto,
nuestro?
Cada día flaqueo en el intento,
pues la cifras están contadas,
y yo quedo en el desconcierto.

Entonces me sentaré aquí
a esperar que llegues
y lo intentes de nuevo.

¿Otra vez?,
pero yo te siento con todas tu rosas
pintadas cuando no callas
(lo que pienso).

Sueña conmigo,
no sueñes sólo, quiero ver esas rosas
en tu espejo.

Toda silueta está atrapada
y quedan con sus carceleros,
pero tus rosas son amadas
y en libertad yo te contemplo.

Te espero cada día
tras el olmo de los sueños,
desnuda en tu refugio.

En la estopa de mi piel,
interpretando el candimiel,
sufriendo mis arrullos.

Y vienes sigiloso a acariciarme
cuando miro al horizonte
y no te veo llegar,
mas me sostienes sin nombre
cuando al inicio logras verme,
y suelo gritar mi silencio
sin poder tenerte.

Alguna vez en mis cuentos imposibles
logro hallar mi cariño en tus besos.
Son sueños en mí indivisibles,
igual de ilusorios,
pero alojados en mi parte más sensible.

Alguna vez,
en mis mundos insostenibles
me hago tuya rodeada de te quieros,
y sin títulos,
me adentro en tu cuerpo,
y con tus largos azabaches,
enjugo mis ojos llenos de lamento.

Entonces ya no gira el universo,
y ambos, inmersos,
nos sabemos uno
sin comprenderlo.

sábado, 7 de febrero de 2009

Caminan

Caminan...

Todos caminan sin sombra,
sin vida,
sin alma,
sin ojos.
Marionetas del destino.

Caminan...

¡Qué pena que no lo entiendas!
No, yo no soy de la multitud,
siento decirte que no, tú tampoco,
pero aún caminas con ellos.
No importa, al menos me ves
y eso ya es un todo.

Camináis...

¿Te habías fijado?
Lleváis el rostro perplejo
y el nudo de la corbata bien hecho.
Menuda sorpresa, sabéis sonreir.
Sí, no creas, a mí me gusta,
me gusta contagiarme.

Caminan...

Camino a lo lejos pensativa
y llevo las botas roídas
de tanto canto que me van dejando,
pero tú te has parado a cuidar mis pies
y eso, eso es el paraíso,
y así, nos realizamos.

Caminan...

Ven, deja que lo hagan
y quédate conmigo,
nosotros descansaremos.
Seguiremos otro camino.
¿Ves aquel árbol a lo lejos?
Allí iremos a pasar la tarde,
y la noche, y la vida.
Sí, no me mires así, no estoy loca,
tan sólo he nacido aparte.

Caminan...

Tranquilo, deja que se marchen...

Quédate conmigo.


Clara Ortega

miércoles, 4 de febrero de 2009

Simbiosis de dos almas lejanas





No es de la mente, es del alma.
Así es, me cuesta desplegar los pensamientos
en la intranquilidad que te produce mi calma y los deseos
envueltos en papel de aluminio porque no hay para más,
no lo hay, más que ustibles sentimientos.

Me cuesta enviar la palabra en el pico de una paloma
por la asonancia que se entrega a la avecilla,
que ni es blanca, ni es paloma, ni tan si quiera mensajera,
pero sé tu mensaje, y es tan cierto y benigno rimando con el alma y la vida.

Tú tan lejos, tus manos tan cerca, tu hombro aquí mismo…
Presentes tú y yo , en estos entrepiernados versos,
maneras y modos que se conjugan con verbos cálidos
de nuestra entrega letrada en anhelos siniestros y
entre alguna que otra hormona que nos devora humanos.

Te reconocí en un instante y te negué el
“sí”, en esta conversación donde se tejen nuestros futuros,
lo tácito insinuó todo lo cierto y se alojó
donde a veces me ardes tan dentro, que resulta confuso,
donde se arrojan los “te quiero y tú lo sabes”,
como un hermano de versos, de veneno y otros miedos,
y de colores, que a cucharadas y con mi agrado comerías,
cómo un cuervo y una trufa azabache que se apasionan
y se tienen sin palabras si lo quieren,
sin apenas haberse encamotado previamente…
olvidando todo lo que advierte para sentir lo ardiente.

Así es, como la historia que nunca acaba y nos reclama,
como los sueños que aunque quieras, se nos escapan de mañana,
como el verso adverso con la afonía de acongojarnos
en el lecho tan nuestro y atemporal que formamos,
cada vez que te encuentro y la alegría se monta en cohete
y tiramos al retrete todo lo malo que hallamos, y sube
y vuela, vuela alto, muy alto y lejos…

Todo lo que "en oculta verdad" sentimos siendo lo que somos:
Corazones indomables,
timadores en verdades
que se buscan entre el negro atardecer con sus misterios...
y sus males.

Parix y Clara

lunes, 2 de febrero de 2009

Un mundo a mi medida

Me detallas entre versos improvisados
que salen por tu boca arrítmicos.
Me tallas con tu boca alunizada
saciando a mis deseos optimistas.

Esculpes la egocentricidad de mis sueños,
el recoveco de mi pecho
que te guarda, como guarda el forastero
sus recuerdos más añejos.

Me pintas un óleo por cada suspiro
que saben a colores difuminados
y a abstractos pensamientos asimétricos,
colocándose, uno a uno, en espacios tridimensionales.

Y así, poco a poco, es como me vas creando,
en cada detalle le das forma a mi vida,
así, tiempo a tiempo, beso a beso,
vas tallando con tu amor un mundo a mi medida.

Clara Ortega

martes, 27 de enero de 2009

Caminito melancolía



Un suspiro deformado
se hace mella en la mañana,
oraciones maldecidas
y una insignia meridiana.

Se oscurecen los anhelos,
se desahogan las ganas,
se convierten en lamentos
laminados en mi alma.

Recelos y sufrimientos
encorvados en ventaja,
uno muere, dos renacen,
hinca el diente la mirada.

Por los campos solitarios
de la vergüenza esperada
vaga el llanto desalado
con toquilla y las enaguas.

¡Que se calle esa mendiga
que me está estriando el alba!
¡Que me consuelen el miedo
o morirá esta mañana!

Vaga el mar de mi coraje,
va muriendo la esperanza,
duele la sangre, me duele,
un lamento en desventaja...

Clara Ortega

domingo, 25 de enero de 2009

Drácula



Pasaba la medianoche.
Un carruaje se perdía entre las sombras,
incrédulo, camino de la muerte.
Crucifijos y señales,
vertiginosos pasos hasta el pájaro asesino.

La sangre se oscurece,
el castillo languidece en la noche.
Una tiniebla, una sombra,
su nombre.
El horror saciado por su boca.

Camina hacia su propia tumba,
la multitud sale a despedirle,
ya no hay tiempo para la esperanza.
Una capa cubre su cara blanca
y su hambre rota se ensaña.

El bocado se reviste de carne humana,
la luna llena le aclama,
sangra, sangra,
sangra la noche con sus estrellas rojas,
El vampiro devora el alba.

Clara Ortega

sábado, 24 de enero de 2009

Auto_conciencia




















Clara Ortega
Parix Cruzado

Totalmente ciego,
sin una retina en juego.
En el ahínco poco sereno y burlador,
timando al listo o al cuerdo,
de latitudes segregadas del amor,
o en el paralelo de su nombre,
de actitudes que invocan la clemencia,
aunque no me la merezca.

No puedo agradecer sus oraciones,
son tibias sensaciones en juicio.
No puedo renacer, sólo puedo escapar para volver
sin permiso para ser transparente
a esta triste consecuencia,
en sutil demencia
que presenta siempre…

Anidados en mi mente,
anudados y enturbiados,
asesinos asociados, vicios sucios y aliados,
condenados por mis miedos
de esta farsa de aliento fatal y seductor,
de la que sé que a veces soy culpable
como las luces de ayer en la noche de hoy,
que me ciega torpemente.
La misma vieja visión recurrente.

¡Autotolerancia bendita,
autoperdón, autocomprensión!
¿Por que no llegas?,
¿por qué me evitas?
Ayúdame a borrar los absolutos del presente
que me devoran, dementes,
a mentirme, la verdad que siempre tienes,
que ya no sé si viene o va, falsa verdad,
y a excluirme de las aes iniciales,
de las zetas finales,
de esta moral que siempre acusa males,
desvirtuales, borrosos, dudosos,
esenciales e incidentes en risa…
Quizá mañana, quién sabe, si no avisa…

Nuestro Averno



Parix Cruzado
Clara Ortega


Asoma, asómate, baja más.
Allí estás, cómo había imaginado,
de píe esperaba, ahora me tienes…
sentado en la roca del abismo más caro.
¿Qué dirás?, ¡no lo menciones!
veo en tus ojos, dos espadas en pecado,
¡ah! , ¡que fijación!

Dame tus brazos que me arañen sin manos,
huyes de la fricción,
sí pues, quiero quedarme aquí contigo pensando,
dame línea, hablemos, dime.

Daremos la vuelta a nuestra cabeza de ensayo,
lánzame el rollo, luego yo me explayo,
pensaremos con el pelo que nos envuelve el cráneo,
superficialito no más, y coludiendo engaño,
reiremos sin garganta, carcajadas de tiranos,
sí, con el aliento picaril y tunerías del daño,
¿qué se creen los felices?, nuestro averno no es tan malo,
para nada, a este báratro lo entraño.

Nos jugaremos al póker los valores que profanamos
y olvidaremos los dolores de nuestros años
lloraremos vinagre, o el aceite que ha sobrado,
lo beberemos mujer, ven, siéntate, dame tu mano,
pues bien, el infierno no es tan duro si estás conmigo, hermano.

Por: Parix Cruzado y Clara Ortega