viernes, 27 de febrero de 2009

Estruendo de dos almas




El estruendo de mi mente se rompe en ti

y orgullasemente te hago trizas

sabiendo que yo estaré dentro

salpicando como dos pisotones en un charco

y llenándome de sangre con nuestros cuerpos

desparramados entre almas y algas de labios.


Remotamente te recuerdo en mi futuro,

te veo en el espejo cóncavo de mis huesos

y me deshuesa tu mirada fugitiva.

Te aman mis esencias, te aman mis llantos,

te aman los venenos de mi boca,

te aman mis dedos volátiles, mis yemas blancas.


Los sudores de mi vientre cuando te acercas

son pantanos de deseos enfurecidos

y apasionados buscando alimento entre ciénagas,

me buscas, me encuentras delirante entre suspiros

y algunos mantos de estrellas muertas,

porque recuerda, que mueren en tu cuerpo

cuando te acercas a mi vientre empantando.


Ven, acércate a mi espalda y sube cauteloso

porque soy de la luna llena y de la blanca letra

y de la blanca flor que te pertenece pura y bella

y soy de aquel infierno que te conviene

para que encuentres la lujuria que me anhelas.

Y vuelve tras marcharte para quedarte eternamente

Quédate en silencio en mis caderas y duerme, duerme...


que tú eres mi Ulises y yo tu Minerva.


Clara Ortega

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