Hoy despierta un nuevo día,
sin ser tan distinto a otros, pero siendo un mañana,
con nuevas voces y nuevos sentimientos,
con cielos azules diferentes,
con otros cantares y quejidos,
distinto, todo nuevo
ante mis ojos de luciérnaga virgen.
Y te encuentro postrado a mis pies,
los que ensucias para poder lavar
una y otra vez,
como la historia que nunca deja de repetirse
mientras todo sigue girando
para dar al mundo un nuevo enfoque de las cosas.
Y entonces yo me pregunto
si en mí cambia algo, o todo sigue
pausadamente igual,
si mis manos escriben los mismos versos
o si sufren algunos cambios
al escuchar los nuevos quejidos
en mis oídos y al ver
las nuevas luces que a veces veo porque no hay más remedio...
No sé qué contestarme a estas cosas,
pero tú sigues girando alrededor de mi esfera
cambiando mi letra y mi corazón de lugar.
Por eso, hoy, con estas nuevas voces,
con los nuevos rayos
y las nuevas caligrafías de sentimientos dispares,
te entrego mi poesía
para que la riegues cada día
y la conserves en el jardín del alma,
que no es necesario explicarte dónde se encuentra,
porque eso sigue siendo igual que siempre.
Y algún día, regresaré con una nueva frase
que matice los significados,
te daré rimas nuevas
y las envolveré de besos papel pinocho
con un enorme lazo de uniones vitales
y una pegatina que diga:
Siempre te he querido,
¿algún dia lo dudaste?
Así, regresarás con nuevos chocolates
y nuevas letras disparatadas,
y yo te abrazaré enfundada en un nuevo traje,
con un nuevo aroma y una sonrisa,
en la que al mirarme,
no tengas ninguna duda
de lo que siempre significaste.
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