martes, 31 de marzo de 2009

El sueño, el barquito y el caramelo

Del camino de dos o de uno,
llamémosle paralelo,
y ambos tumbados,
cuando no corriendo hasta el valle,
quizá pensaste que había cerrado los ojos.

Laberinto de ideas jugando
en tu pecho y mi libertad
y entre cabellos y caras demacradas,
pero eso sí, amándote en sueños,
sólo en sueños, no lo dudes,
no lo haces, lo sé,
mejor he de callarme.

Pero es que adoro cuando me lames,
cuando eternizas los ratos
y los de vez en cuando
que cuesta tanto desperezar...

¿Nos quedamos con un quizá?
Quizá sobreviva
y llueva gotas de sonrisa
mientras hacemos el amor
en alguna cornisa
o en la punta de algún alfiler...
No sé, ¿tú que crees?

Beber, beber, beber,
que las copas no se agoten,
que emborrachame de ti
sea el inicio de un crucero
por el mar de la fe,
que no, que la fe no se pierde,
ahí estaré pues.

Tus versos, los míos,
barquitos de papel a la deriva
y ambos subidos en ellos
viendo como las almas fllotan.

Vamos sonríe,
que no es para tanto,
antes te quería,
después, amar en sueños,
¿y ahora en versos?

No creo que haya queja,
sonríe, vamos,
que a ratos nos tenemos
a punto de caramelo
y nos embadurnamos rico,
muy ricos tus besos
muy ricos nuestros silencios,
rica nuestra locura
y rica el alma que se la come.

¿Vendrás la próxima madrugada?
Al menos yo estaré
metida en la misma caja
esperando tus buitres
para que vuelvan a devorarme.

Rico, muy rico.

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